Este post va dedicado para mis padres que me apoyaron y me acompañaron durante todo este proceso difícil y sobre todo desgastante para mí. Mi madre Susana se caracteriza por ser una mujer muy sensible, que demuestra su amor mediante la atención, la que se asegura que estés bien y sano. Es el tipo de madre que se queda con vos toda la noche a tu lado cuando estas enfermo, la que prefiere comprarte ropa o accesorios en vez de comprarse algo para ella. Por el otro lado, mi padre Carlos es muy divertido, es el que se queda a jugar con vos a las cartas, al jenga, a dígalo con mímicas, a los juegos de trivias, etc. Siempre fue muy cariñoso conmigo, él me considera como la “nena de papá” aún teniendo 27 años. Definitivamente mis padres, juntos, son un gran equipo. Tengo en mi mente un recuerdo en el cual yo tenía 5 años cuando me tenían realizar la primera cirugía, mis padres pidieron entrar al quirófano y estar a la par mía con el fin de que yo me sienta acompañada y segura
Este texto fue escrito unas horas antes de mi cirugia de reimplante coclear Cuando me dieron la peor noticia que recibí en mi vida. En marzo de 2020 tuve muchos bajones emocionales, fue un mes bastante duro para mí. Me encontraba tratando de entender el por qué me pasó esto. Preguntándome seguidamente que es lo que Dios quería enseñarme. Tenía pensamientos bastante negativos, uno de ellos era que ya no iba a poder escuchar nunca mi música preferida, además me entristecía el hecho que no iba a poder escuchar a mis sobrinos. Me dedicaba a recordar que cada mañana solía levantarme de mi cómoda cama para escuchar el canto de los pájaros. Luego colocar la música a todo volumen para empezar mis días con mucha energía. Hasta que en abril de 2020 me di cuenta que ya no podía seguir llorando por los rincones, por lo cual tomé la decisión de levantarme de la cama y pensar en soluciones para poder adaptarme al mundo del silencio. Para empezar debía que aprender a comunicarme a través de